Día de difuntos

Recuerdo ese poema de Ángel González "Diatriba contra los muertos" en los que los ponía verdes muy irónicamente. A los muertos no hay forma de matarlos, decía. Ahora el propio poeta se ha ido con la mayoría, como decían los romanos. Nuestra condición de vivos es tan frágil y tan breve que parece una excepción: al fin y al cabo lo normal es no ser. O como dice el título de un libro de la difunta Carmen Martín Gaite: Lo raro es vivir.
Es verdad: lo raro es estar vivo. Media vita in morte sumus. Según cumplimos años (y según avanza la historia humana) esa sensación de rareza se hace mayor, más compleja se hace la trama de vivos y muertos. Más precaria (precaria como un contrato laboral) parece nuestra existencia. ¿Y si nos despiden de la vida? ¿Quién nos indemnizará? Nadie. Es igual. ¿Qué nos importa?

Chispas de nacionalismo

Nací en el extranjero como todo dios.
El estado natural del hombre es el exilio. 
Los cursis dicen que nuestra patria es la infancia.
La tierra es redonda: demasiado al este es el oeste. 
El escocés, el vasco, el español, el catalán, el serbio o el norteamericano piensan que es mérito suyo haber nacido en Glasgow, en Hernani, en Ávila, en Granollers, en Belgrado o en Denver. 
Pues con su pan se lo coman y que les aproveche. 

The homeless billionaire

Como a Scott Fitzgerald y a la mayoría de los mortales me fascinan los ricos. Hoy he conocido (no personalmente, desde luego) a uno de ellos bastante bizarro. Se trata de un multimillonario "sin hogar". Pero no vive en la calle, entiéndanme. Va de hotel en hotel, errante como un santón de Tólstoi. Su fortuna está valorada en unos 2.200 millones de dólares. Tiene 50 años pero aparenta 35; cara de niño, aspecto pulcro, mirada clara, sonrisa franca y porte atlético. Ignora la fecha y el lugar de su muerte.
En la entrevista que le hace el Wall Street Journal llega a afirmar lo siguiente: "sentía que las posesiones se habían adueñado de mí". Frase que parece sacada de la vida de San Francisco de Asís. Se desprendió de su isla en Florida y otros bienes más o menos malos y ahora sólo es dueño de su avión privado con el que recorre el mundo y de una colección de arte que presta a museos. No tiene coche ni reloj ni mujer ni hijos ni perro que le ladre.
Fundó hace un par de años el instituto que lleva su nombre. Un think tank con oficinas en Los Ángeles, Berlín, Nueva York, Washington y Zürich. Su propósito es crear marcos de debate para arreglar el mundo. A esta organización pertenecen personalidades como Nicolas Sarkozy (reciente incorporación), Juan Luis Cebrián presidente ejecutivo del Grupo Prisa, Felipe González, Tony Blair, Jacques Delors, Gerhard Schöder, Mario Monti, Romano Prodi o Max von Bismark (al que supongo pariente del Canciller de Hierro).
Estos días se han reunido en Berlín a instancias de Mario Monti (quieren concienciar a los alemanes de la gravedad de la crisis europea) para debatir "el futuro de Europa después de la crisis." No se puede negar que tienen un pensamiento previsor y adelantado: están pensando cómo van a decorar lo que quede de casa mientras la casa está ardiendo. Y es que los multimillonarios y sus amigos son así: lo mismo regalan 20 millones de euros a Cáritas que viajan sin reloj pero con avión privado. Mientras tanto sus amigos piensan en la crisis de la deuda y de paso procuran salvar -muy filantrópicamente- sus fortunas del naufragio.
Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja... ¿cómo seguía la frase? 

Premios Príncipe

Estaba en Oviedo, cerca del Campoamor, el teatro donde se entregan los premios Príncipe de Asturias. Personalidades reunidas el día que se conoce que España alcanza los 5.700.000 parados: una cifra catastrófica. España está, todos lo sabemos, en caída libre. 
Me acerqué curioso para ver cómo se desarrollaba en las inmediaciones del teatro el teatro de la ceremonia. Como siempre sucede uno se da cuenta de lo distinta que es la realidad vista in situ y vista a través de los medios de comunicación (que son la verdadera realidad). No tienen nada que ver. Unos medios contarán su punto de vista, favorable a tal partido; otros favorable al contrario. La realidad es más compleja. 
Siento mucha tristeza por la situación de España (me ha tocado de lleno la crisis, espero que no me derribe) y me pareció buen momento para protestar. Mis armas: los pulmones y la voz. Me empleé con entusiasmo con los galardonados con el premio de los deportes: los futbolistas multimillonarios. Cuerpos audaces, espíritus tímidos. Son, bien lo sabemos, ideológicamente inocuos. A los demás, en principio, respeto o indiferencia. No abundan los grandes hombres; no son como las setas que aparecen una vez al año. No me creo esa parafernalia.
Si no me equivoco percibí desasosiego (y sarcasmo) entre las personalidades que abandonaron el acto entre abucheos, silbidos y gritos de "fuera, fuera". Me pareció un acto deslucido, una pantomima inútil. Como si todos esos valores que se ensalzaban, y que ayer nos creíamos, no fueran más que humo y mentira. Aparte de alguna mirada de odio y una amenaza, no tengo de qué quejarme: me desahogué a gusto, es lo que me queda. El Estado abstracto y sus policías concretos -que también se ponen nerviosos y tienen miedo- me dejaron gritar sin taparme la boca. ¿Vox clamantis in deserto? Tal vez no. Seguramente, no.

Trucos de la diplomacia

El siglo XX (también llamado de las dos equis) fue pródigo en monstruos. Lo que perdimos en ideología (que es aquello que piensa por nosotros) lo ganamos en tecno-economía. 

Mao Tsé Tung concertó un encuentro (una "cumbre" se diría ahora) con Nikita Kruschev en una piscina. El astuto chino, que era un experto nadador, sabía que Kruschev era incapaz de mantenerse a flote. La historia cuenta que Mao estuvo exhibiendo sus habilidades natatorias mientras Nikita tenía que conformarse con no ahogarse, ayudado por un flotador. 

Almuerzo en tierra firme con presencia de Ho Chi Minh

Pero de todas las humillaciones diplomáticas que recuerda la desmemoriada Historia la más rotunda, me parece, fue la que Hitler infligió a Chamberlain. Lo tomó por imbécil, y era, en efecto, un imbécil. Recordemos el infame Pacto de Munich.

Faltó un escalón

¡Jamas debió permitir el primer ministro inglés que el dictador le diera la mano desde un escalón más alto!

Monito imitador

Entraron la madre, el niño y el padre. El padre se quitó las gafas de sol y las colocó en la camisa colgadas de la patilla. El niño, que también llevaba unas gafas de sol, repitió exactamente los mismos gestos.

Después de hacer esto volvió a ser un niño.

Si el hombre desapareciera

¿Quién se ocuparía de la noticia?

La prensa

Leo al azar la prensa de un diario en edición digital, un día cualquiera, y estas son algunas de las noticias:

"Valencia despedirá al 40% de sus empleados de su sector público."
"Todo preparado para la llegada del bebé de Messi"
"Scotland Yard abre una investigacíon al británico Jimmy Saville, ya fallecido."

Una foto de Obama en la que el presidente aparece con la aureola de un santo dice: "Obama recupera ventaja en los estados clave de Wisconsin y Iowa".

"Santamaría insta a Puig a ocuparse de las ratas de las cárceles catalanas."
"40.000 personas tienen VIH en España sin saberlo."
"Humillada en la red y en la calle."

Un día cualquiera.

Matemáticas

Siempre suspendía matemáticas y cuando las aprobaba era con suficiente, como si los profesores, magnánimos, me dijeran: "anda, pasa". En el programa educativo que padecí con miles de inocentes como yo, las matemáticas eran el saber más importante, o dicho de otra manera: era el saber que determinaba qué alumnos eran inteligentes y cuáles eran torpes. Ahora sé que esto es absurdo, pero entonces me lo creía.
Si el matemático Pitágoras, que creía en la metempsícosis (hermosa palabra cuyo significado muy poca gente entiende), fue Euforbo- guerrero troyano- yo fui en otra vida un alumno sobresaliente de esta materia. Claro que esto no es un teorema y no lo puedo demostrar.

Una divagación sobre la crítica

A los tecnócratas (qué palabra tan fea) les gustaría inventar un aparato que determinara de forma matemática, según una escala previamente realizada, la calidad de las obras artísticas. Así nada escaparía a su control. Los críticos se quedarían sin trabajo.
Seguro que hay programadores empeñados -si no lo han hecho ya- en realizar estos experimentos. Es la fiebre de las listas: ¡Keats está 2,564 puntos por encima de Byron! ¡Mozart supera a Beethoven en 0,875 puntos!
Sólo caben aproximaciones, no hay escala posible. El infinito debe tenerse en cuenta. La máquina milagrosa empieza a echar un humo verde.
Esto es bueno, esto es malo. Esto me gusta, esto no. ¿Y por qué te gusta? Y aquí la inteligencia -que ofrece brillantes y numerosas razones- se puede aliar con el mal gusto.

África

Se cumplen 25 años del asesinato de Tomas Sankara, presidente de Burkina Faso, el antiguo Alto Volta. Una figura carismática entre sus compatriotas e incómoda para Francia, la vieja potencia colonial. La historia de Sankara obedece punto a punto al guión escrito desde tiempos bíblicos. Sus ideas revolucionarias (quería que su país y toda África fuera un territorio libre) y su determinación para llevarlas a cabo le granjearon muchos seguidores entre las clases populares pero también poderosos enemigos. Uno de sus más estrechos colaboradores, Blaise Compaoré, fue el encargado de consumar la traición. Sankara murió asesinado por hombres leales a Compaoré, que hoy, 25 años después de aquel crimen, sigue siendo el presidente de Burkina Faso ("el país de los hombres íntegros").
África nos conmueve, todos los hombres somos africanos sin saberlo. Todos sentimos nostalgia de esa vida elemental. Me gusta imaginar a Goethe o a T.S. Eliot (tan supercivilizados) bailando al son de los tambores. Cuando un amigo deprimido o angustiado me pregunta qué puede hacer con su vida siempre le doy la misma respuesta: "vete a África". Si en África un hombre occidental no se cura de sus neurosis es que nada lo puede curar. En África nos encontramos con nosotros mismos.


La prueba

No es una prueba infalible, desde luego. Pero cuando se dice de un poeta que es simpatiquísimo, encantador, muy buena persona, etc. la mayoría de las veces nos estamos refiriendo a un poeta mediocre. 
Si quien recibe esos elogios es inteligente fruncirá el ceño, en vez de sonreír. Aquí hay gato encerrado, pensará.
Como somos humanos, mientras no se demuestre lo contrario, es natural que seamos benévolos con los poetas que nos caen bien. Llegamos a hacer esfuerzos heroicos por convencernos a nosotros mismos de que las tonterías (si realmente lo son) que han escrito valen algo. 
Y como en el fondo les consideramos mediocres nuestra simpatía se convierte casi en adoración porque además creemos que no pueden hacernos sombra. Así que bien podemos regalarles nuestro elogio.
 

Arte degenerado





El primero me gusta: es clásico. Es verdad que esta pintura no puede usarse con fines propagandísticos (¿o sí?). Böckin es un gran artista. Quiero que este cuadro cuelgue de una pared de la Cancillería: me dará sosiego. Algunos creen que el doctor Caligari soy yo. El cine debe ensalzar los valores raciales, no mostrar el poder de un asesino hipnótico en una atmósfera de claustrofobia. Alfred Kubin pinta muchedumbres, a mí me gustan las muchedumbres, siempre que sean unánimes en su devoción al movimiento. Pero esto es distinto: la multitud se dirige a un túnel. Esta es una fantasía macabra y espectral. Y nosotros no soportamos eso.

Domingos

Como hoy es domingo (por poco tiempo hasta que vuelva pronto) anoto una frase sobre este día de Lino G. Veiguela y que me parece muy acertada:

Los domingos son uno de los mayores enigmas para la clase burguesa-trabajadora de la que formamos parte: aún no hemos aprendido a descifrarlos. Supongo que uno de los obstáculos para hacerlo es que confluyen dos aspectos irreconciliables de nuestra vida: las infinitas posibilidades que ofrece nuestra libertad y el yugo constante del trabajo, que está a la vuelta de la página dominical, representado por el lunes.

Max Ernst no inventaba nada

Max Ernst no era ingenuo ni hipócrita. Dentro de la habitación hay serpientes, al amante esposo le salen alas de murciélago, la fiel esposa tiene sueños lúbricos. Metamorfosis monstruosas, dislocaciones contextuales. Hay fantasías incestuosas, sacrílegas y homicidas en estos collages. Pero no son las provocaciones de un vanidoso sin talento. Hay dos formas de escandalizar: una vacía, la del que persigue el escándalo como un fin en si mismo, que es la manera del vanidoso. Y otra la del artista, que indaga en los aspectos más profundos de la naturaleza humana y promueve el escándalo, sin haberlo pretendido, aunque lo asuma después. Mirando estas ilustraciones no sabríamos dónde encerrar a Max Ernst, si en un manicomio o en una cárcel. Todo antes que reconocer que el artista en nuestro intérprete. ¿Y si los que tuvieran que visitar alguna de esas dos instituciones fueran las autoridades civiles, militares, jurídicas y eclesiásticas?
Algunas de estas ilustraciones recuerdan imágenes de las películas de otro maestro, Luis Buñuel. Max Ernst publicó tres novelas en imágenes La mujer de 100 cabezas (1929); Sueño de una niña que quiso entrar en el Carmelo (1930) y Una semana de bondad (1934).






Hegel

Cada uno de nosotros es una pavesa del incendio que provocó Hegel hace doscientos años. Su concepción de la Historia como proceso fatal del autoconocimiento del Espíritu Absoluto es una visión sublime que manifiesta que la Filosofía no es edificante, no ofrece consuelo, es un saber trágico.
Lo que reveló Hegel es el carácter trágico de la Historia, que no atiende al individuo. Algo que ha confirmado con creces el siglo XX.
Kierkegaard atacó esta teoría de abstracciones como la Historia y el Estado y puso de relieve al frágil individuo, enfrentado a la angustia. Es una perspectiva religiosa.
Lo sepamos o no, procedemos de Hegel. Kierkegaard es nuestro abogado ante un terrible tribunal sordo a la misericordia.
 

El Giro

Parece la trama de un best-seller pero el libro del profesor Stephen Greenblatt El Giro no tiene nada que ver. Es un ensayo riguroso y muy bien escrito sobre el descubrimiento que realizó en 1417 el humanista florentino Poggio Bracciolini en un monasterio del sur de Alemania de un manuscrito del olvidado De rerum natura de Lucrecio.
Para los que tengan tiempo e interés este libro es un relato apasionante de la historia del hallazgo de ese poema antiguo en una biblioteca monástica. Que yo sepa no existe libro más enemigo de la cosmovisión en la que se basa cualquier religión organizada. Los judíos, cristianos y musulmanes lo hubieran quemado por igual. Al libro, se entiende. Lucrecio tuvo la precaución de morirse en Roma hacia el 50 a C. 
Uno de los traductores del poema latino fue el Abate Marchena, heterodoxo fulminado por el ortodoxo Menéndez Pelayo.

Alexander von Humboldt




Unos breves extractos del libro Cuadros de la Naturaleza del naturalista alemán. Cada vez me convenzo más de que los europeos del siglo XVIII y principios del XIX fueron los hombres más felices (con el permiso de Schopenhauer que toca la flauta).


Mar de los Sargazos

Sin embargo, preciso es reconocer en el asombro que mostraron los compañeros del almirante (Colón), al verse constantemente cercados de fucus, desde el 16 de septiembre hasta el 8 de octubre de 1492, que los marineros no sospechaban todavía en aquella época la extensión de estos grupos. No se hace mérito en verdad, en los extractos que Las Casas ha conservado del diario de Colón, de las aprensiones que causaron estas masas de hierbas marinas, ni de las murmuraciones de la tripulación.

Gulf Stream

El Gulf Stream, arrojando a las islas de Fayal, de Florez y de Corvo (que pertenecen al grupo de las Azores) tallos de bambúes, trozos de madera artísticamente trabajados, troncos de una especie de pino propia de Méjico y las Antillas, y que no era conocida aún, y cadáveres humanos de una raza particular, notable por la anchura de la cara, ha contribuido, como se sabe, al descubrimiento de América. Estos hallazgos fortificaron las conjeturas de Colón sobre la existencia de islas y regiones acuáticas situadas al oeste, a distancia que no debía de ser considerable.

Cataratas del Orinoco

Durante los cinco días que permanecimos en las inmediaciones de las cataratas, observamos con sorpresa que el ruido de la masa de agua que cae es tres veces mayor por la noche que durante el día. Se nota igual fenómeno en las cascadas de Europa; pero en medio del desierto y allí donde no hay nada que interrumpa el reposo de la naturaleza, ¿a qué causa atribuirlo? Indudablemente depende de corrientes ascendentes de aire tibio que, por la perturbación que introducen en el equilibrio de la elasticidad atmosférica, impiden al sonido que se propague, rompiendo irregularmente las ondulaciones. La frescura de la noche pone natural término a estas corrientes.

La vida en las alturas

En todas partes, hasta cerca de los helados polos, resuena el aire con el canto de las aves y el zumbido de los insectos. Respira la vida, no solo en las capas inferiores del aire donde flotan densos vapores, sino en las regiones serenas y etéreas. Cuantas veces se ha subido la pendiente de las cordilleras de Perú o llegado a la cima del Mont Blanc, sobre la orilla meridional del lago de Ginebra, se han encontrado seres animados en estas soledades. Hemos visto en el Chimborazo, a elevaciones que exceden en 2600 metros la cima del Etna, mariposas y otros insectos alados. 

Transparencia del aire

La transparencia del aire de las montañas es, por lo demás, tan grande bajo el ecuador que, en la provincia de Quito, pude distinguir sin anteojo el poncho blanco de uno que cabalgaba a una distancia horizontal de 27330 metros, esto es, bajo un ángulo de 13 segundos. Era mi amigo Bonpland que acababa de dejar la encantadora villa del marqués del Selvalegre y avanzaba a lo largo de los flancos negruzcos del volcán Pichincha.

Una metáfora

Un inglés y un japonés han sido galardonados con el premio Nobel de Medicina 2012 por descubrir cómo se pueden reprogramar células maduras, especializadas, para que se conviertan en células inmaduras o pluripotentes, capaces de transformarse en cualquier tipo de tejido; es decir, para que se conviertan en células madre inducidas.

Este descubrimiento, ¿no es también una estupenda metáfora? ¿No somos cada uno de nosotros células especializadas del tejido social a las que una reprogramación -perder el empleo, por ejemplo- podría convertir en otra cosa?

El científico inglés, Sir John B. Gurdon (nombrado caballero en 1995) fue declarado inútil para el estudio de las ciencias por un antiguo profesor. Con buen humor inglés el nuevo Premio Nobel conserva esa carta. 

Tal vez ahora la Iglesia Católica (religión oficial de España, donde pensar es delito) reconsidere su posición contraria a la investigación con células madre. Aunque lo dudo. Seguro que le buscan algún pero al asunto, para no perder ni un ápice de su magisterio molecular.

Anda, la muerte

Una mujer tropezó pero no hubo fractura. Hoy paseaba por la calle, tutelado por un señor de negro que me asignó el Estado. ¿Dónde se fue a parar el libre arbitrio? Me encanta el libre arbitrio. Un problema gordo, de eso no hay duda. Para no ver la muerte que se acercaba unos señores abolieron el juego del dominó durante toda la tarde. Yo no existo, no hay sujeto. Mis dientes amarillean, como si fuera en una clase de botánica. Tengo amigos asesinados en puertos del Mediterráneo, digamos Nápoles o Constantinopla. Yo no creo en la amistad ni en la violencia. Un bar abierto, ¿entramos? Pagamos y nos vamos. ¿Llevas puesto el cinturón de caramelos? Podríamos arrojarlos ahora en el paso de cabra. Tal vez se detenga una señorita a recogerlos y el sol se detenga. Tantos escaparates. Ay, la prosa, la prosa. Los adverbios y las conjugaciones. Todo va como la mierda. Pero no soy supersticioso. Una cosa piensa y otra cosa habla. Digamos que eres una funeraria y que giro la cabeza para no verte, aunque no soy supersticioso. A lo lejos una cordillera: toda mirada a un punto muy lejano se convierte en una charla radiofónica sobre una exposición de gente desequilibrada.

Nuestro pecado es el cinismo


Horas antes de morir Enrico Berlinguer se dirigía al pueblo. Murió de un  derrame cerebral cuyos síntomas se pueden advertir en este video. No necesitamos a Reagans ni a Rajoys. Necesitamos a hombres auténticos como Berlinguer.

Pensar mucho, escribir poco

Hay autores que han escrito poco en proporción a lo que han pensado. Nietzsche y Borges, por ejemplo. Bien está que Tolstoi o Proust (y hablo de los que conozco) hayan escrito muchísimo. Son escritores maravillosos.
Este principio de "pensar mucho, escribir poco" parece que se aplica mejor a los científicos y a los poetas. Es curioso, pero me parece que un gran poeta está más cerca de un científico que nos ofrece una visión nueva del mundo que de un escritor profesional. 
¿Cuántas páginas ocupa la obra completa de San Juan de la Cruz o la de T.S. Eliot? ¿Cuánto ocupa la obra de Jorge Manrique, Rimbaud, François Villon o Mallarmé?
No es cierto que un texto tenga que ser necesariamente largo para que produzca una profunda y perenne influencia en el pensamiento humano. Ese texto, por supuesto, ha de ser original, tiene que haber penetrado en un territorio hasta entonces desconocido. Algunos son brevísimos.
Pensemos en los hombres de ciencia. Hay casos evidentes: el testamento científico de Galois (que ocupa unas cuantas páginas) sigue trayendo de cabeza a los matemáticos. La tesis de Riemann "Sobre las hipótesis que sirven de fundamento a la geometría" no abarca más de veinte páginas. Pero ese brevísimo estudio abrió la puerta a una nueva visión del universo. El trabajo de Watson y Crick en que anunciaban la estructura de la doble hélice del DNA ¡ocupaba una página de la revista Nature!
Newton y Gauss fueron dos genios amigos del secreto. Obsesionados por la propiedad de los descubrimientos se guardaban para sí mismos sus investigaciones. Leonardo apuntaba en una escritura en clave sus indagaciones sobre la naturaleza. Pienso en las Meditaciones de Marco Aurelio. "A sí mismo" se titulan en el original griego. En tiempos como los nuestros, exhibicionistas de lo banal, obsesionados con la publicidad, esos hombres tan celosos de su vida intelectual nos resultan completamente extraños. 
Pero hay muchísimos escritores que aplican justo el principio contrario: "piensan poco y escriben mucho."