África

Se cumplen 25 años del asesinato de Tomas Sankara, presidente de Burkina Faso, el antiguo Alto Volta. Una figura carismática entre sus compatriotas e incómoda para Francia, la vieja potencia colonial. La historia de Sankara obedece punto a punto al guión escrito desde tiempos bíblicos. Sus ideas revolucionarias (quería que su país y toda África fuera un territorio libre) y su determinación para llevarlas a cabo le granjearon muchos seguidores entre las clases populares pero también poderosos enemigos. Uno de sus más estrechos colaboradores, Blaise Compaoré, fue el encargado de consumar la traición. Sankara murió asesinado por hombres leales a Compaoré, que hoy, 25 años después de aquel crimen, sigue siendo el presidente de Burkina Faso ("el país de los hombres íntegros").
África nos conmueve, todos los hombres somos africanos sin saberlo. Todos sentimos nostalgia de esa vida elemental. Me gusta imaginar a Goethe o a T.S. Eliot (tan supercivilizados) bailando al son de los tambores. Cuando un amigo deprimido o angustiado me pregunta qué puede hacer con su vida siempre le doy la misma respuesta: "vete a África". Si en África un hombre occidental no se cura de sus neurosis es que nada lo puede curar. En África nos encontramos con nosotros mismos.


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