Y va de premios

Ahora me entero de que el premio Cervantes (en honor de un señor que por lo visto escribía muy bien pero que ya murió hace mucho, tanto que no se sabe dónde están sus huesos) ha recaído en un poeta andaluz. 
Y a mí este premio no me deja ni frío ni caliente, ni fú ni fá. Mejor para el caballero.
El titular digital dice que el Cervantes "encumbra" a este poeta y novelista. Pues que no le encumbre tanto no vaya a padecer vértigo nuestro galardonado.
No hay nada mejor como tardar mucho en morirse para que te lluevan los premios.

Penitenciagite

El Consejo de Administración de BANKIA me ha castigado esta noche en sueños a escribir quinientas veces, con un martillo mecánico, en el asfalto de la Castellana de Madrid, una frase tremebunda y derrotista que se me escapó decir ayer en este cuaderno. He aquí la frase:

Que en los miserables tiempos que vivimos, llenos de ignorancia premeditada por el Poder, de nacionalismos imbéciles y de miseria de la clase trabajadora

Rodríguez Adrados

Francisco Rodríguez Adrados ha sido premiado con un premio très important.                  
Helenista y filólogo, un maestro de muchas generaciones es don Francisco. Que ahora en su vejez este premio le llene de alegría. Que en los miserables tiempos que vivimos, llenos de ignorancia premeditada por el poder, de nacionalismos imbéciles y de miseria de la clase trabajadora, este viejo profesor sea recompensado es una satisfacción.
Brindo con vino griego a la salud de los viejos profesores de latín y de griego. Y a la salud de los buenos profesores de derecho canónico, también.

Patientez svp

Es nuestro mal crónico: padecemos de exceso de contemplación. Somos, ya lo decía mi abuela, demasiado pacientes. Y así no va, como decía el tango.
Los gregorios nacianzenos creen que el mar sirve para pensar en el infinito, cuando es una aburridísima e idiota extensión de agua salada.
Nos pasamos la horas muertas mirando al horizonte, en un ocio inacabable que termina por aburrir. Tanta contemplación da asco. ¡Queremos trabajar catorce horas diarias!
Un poco de dowjones y menos chestertones y senescales palaciegos de época altomedieval. ¿Por qué los políticos no aciertan ni por casualidad a decir alguna frase brillante? ¿Por qué son tan sumamente mediocres? ¡Usted es político!
El personaje histórico que más detesto es Isabel la Católica.
"Niego rotundamente estar implicado/a en ninguna trama de honradez urbanística ni de tráfico de luciérnagas". 
Otro programa de TV donde no se dicen más que imbecilidades.

Albertina, ¿no te estarás equivocando?

El amigo Marcel (monsieur le Narrateur) hace algo de Pigmalión con nuestra pequeña Albertina. Marcel advierte, con satisfacción, que la inteligencia de la rapaza se ha despertado desde los días en que la conoció en Balbec. Es que la inteligencia también se contagia, afortunadamente. A lo largo de mi esforzada vida he observado que la gente se torna más ingeniosa y más ocurrente cada vez que aparezco yo, lo digo ingenuamente. 
Hablaba de Albertina que conversando con Marcel sobre el palacio de Trocadero (que ya no existe) dice:

-¡Qué bueno eres! Si alguna vez llego a ser inteligente será gracias a tí.
-¿Por qué, en un día hermoso, apartar los ojos del Trocadero, cuyas torres en cuello de jirafa recuerdan la cartuja de Pavía? 
 -También me ha recordado, dominando así sobre su alto, una reproducción de Mantegna que tú tienes, creo que es San Sebastián, donde hay en el fondo una ciudad en anfiteatro y donde yo juraría que está el Trocadero.
-¡Está bien observado! Pero, ¿cómo has visto la reproducción de Mantegna? Eres pasmosa. 

Palacio de Trocadero

Cartuja de Pavía

Andrea Mantegna, San Sebastián











Quizá con esto se vea, como en radiografía, parte de proceso de evocación y escritura que tenía nuestro amigo Marcel. Fragilidades de la memoria, tan amiga de inventar.

Cadena de adjetivos

Hablando del estado de Guerra dice Hobbes en su obra magna:

In such condition there is no place for industry, because the fruit thereof is uncertain, and consequently no culture of the earth, no navigation nor use of the commodities that may be imported by sea, no commodious building, no instruments of moving and removing such things as require much force, no knowledge of the face of the earth; no account of time, no arts, no letters, no society, and, which is worst of all, continual fear and danger of violent death, and the life of man solitary, poor, nasty, brutish, and short.

Hobbes, Leviatán, cap. XIII

Y la vida del hombre es solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta.

La crisis de los 50

Un equipo de primatólogos ha descubierto que los grandes simios también padecen la crisis de los 50. Pero yo creía que la crisis era a los 40. Será que la esperanza de trabajo (quiero decir, de vida) ha aumentado en Occidente.
¡Ay, Occidente y sus bromas científicas!
Esto podría ser un comentario a pie de noticia en internet, que, por cierto, suelen tener mucha gracia y algunos mucha razón (aunque abunde el tono insultante y la injuria).
En general, he comprobado que mi inteligencia está por debajo de la media. Hay mucha gente con ideas brillantes que a mí no se me ocurrirían ni en sueños. (Bueno, en sueños tal vez sí. Qué interesantes somos cuando soñamos).
Se ha descubierto también, eso dicen las noticias, que el cerebro de Einstein era notablemente distinto al de las personas de inteligencia normal. Saber eso me reconforta. No depende casi nada de nuestra pobre voluntad consciente.
¿Pasará lo mismo con la bondad? Lo mejor que se puede decir de alguien es que es buena persona, aunque trabaje en Hacienda o en un banco deshauciador o sirva a la Patria en un instituto armado. ¿Existe algún futbolista que sea muy mala persona?

Herederos

Somos herederos de la fabulosa tradición científica que se ha desarrollado en los últimos cuatrocientos años; la tradición empezada por Francis Bacon, Descartes, Galileo, Kepler, Newton o Harvey. Desde entonces hasta hoy el estudio de la naturaleza según el nuevo método científico, basado en el método hipotético-deductivo, y ayudado por las matemáticas ha cambiado por completo nuestra imagen del mundo. El electromagnetismo, la energía atómica, la mecánica cuántica, la relatividad, la cosmología, la química, la biología molecular han tenido un desarrollo paralelo al de las matemáticas. Desde el cálculo de fluxiones de Newton hasta la Teoría de Conjuntos de Cantor, las matemáticas han ido conquistando nuevos territorios, creciendo en abstracción y rigor y perfeccionando su método. La máquina de Turing, la lógica de Gödel son dos ejemplos de la complejidad que han alcanzado las matemáticas.
Para el hombre común, para cualquiera de nosotros, esto ha tenido unas consecuencias incalculables. Todos los días manejamos herramientas y aparatos cuyo funcionamiento desconocemos, porque ser herederos de Einstein, de Schrödinger, o de Watson y Crick no significa conocer la teoría de la Relatividad, la Mecánica Cuántica o la Biología Molecular. Paradójicamente, el mundo se nos ha hecho incomprensible. Ahora escribo estas líneas en un ordenador, pero no entiendo cómo funciona este aparato. La economía, que no es ajena a este desarrollo científico, se ha convertido en una disciplina compleja que sólo un puñado de expertos conoce. 
La ciencia es un trabajo colectivo, una suma de descubrimientos que se van acumulando con el paso del tiempo. Es como una ola que crece y avanza haciéndose cada vez más montañosa.
Quiero subrayar esta paradoja: la ciencia que tanto ha contribuído a explicar la naturaleza, ha producido un mundo en el que el hombre corriente, cualquiera de nosotros, se siente perdido. Hemos perdido el centro.

Una octava del Ariosto

Primera estrofa del canto IV del Orlando Furioso para matizar lo que se decía en la nota titulada "Sinceramente". Palabra de Ariosto, que suena así de bien en castellano en la admirable traducción de José María Micó.


Quantunque il simular sia le più volte
ripreso, e dia di mala mente indici,
si truova pur in molte cose e molte
aver fatti evidenti benefici,
e danni e biasmi e morti aver già tolte;
che non conversiam sempre con gli amici
in questa assai più oscura che serena
vita mortal, tutta d'invidia piena.

Si bien el fingimiento, las más veces,
es reprensible y propio de malvados,
sucede en ocasiones que produce
notables y evidentes beneficios
y evita muertes, daños y deshonras;
porque no siempre estamos conversando
con amigos en esta oscura vida,
que es mortal y que está llena de envidia.

Desahucios

El hombre necesita intimidad y ser propietario de algo. Si esto es cierto se explica que adquiramos cuanto antes una vivienda. Toma tus llaves (sonrisa de bondad): ya tienes tu piso. Saltas de alegría. 
Pero llegan las deudas y el piso empieza a ser ajeno. Las paredes no te protegen. Los muebles cambian de sitio. La butaca te da un bufido. Falla la corriente. Se avería el grifo. Descubres extraños animales en los rincones, entre el polvo. Bichos repugnantes.
Una mañana llaman al timbre del portal. Es temprano, acabas de salir del sueño. No reaccionas. Oyes el ruido del ascensor. Alguien hurga en la ranura de la puerta: de tu puerta. Cae el cerrojo, incapaz de protegerte. Entran un grupo de extraños, te leen unas líneas que no entiendes. Te dan dos minutos de plazo para abandonar el piso.

Un poema de Mahmud Darwix


Él está tranquilo, yo también
sorbe un té con limón,
bebo un café,
es lo único que nos distingue.
Él lleva, como yo, una camisa holgada a rayas,
yo hojeo, como él, los periódicos de la tarde.
Él no me ve cuando miro de reojo,
yo no le veo cuando mira de reojo,
él está tranquilo, yo también.
Pregunta algo al camarero,
pregunto algo al camarero...
Una gata negra pasa entre nosotros,
acaricio su noche
acaricia su noche...
Yo no le digo: Hace bueno,
está despejado.
Él no me dice: Hace bueno.
Él es el observado y el observador
yo soy el observado y el observador.
Muevo la pierna izquierda
mueve la pierna derecha.
Tarareo una canción,
tararea una canción parecida.
Pienso: ¿Es el espejo en que me veo?

Entonces le miro a los ojos,
pero no le veo...
Abandono el café aprisa.
Pienso: Quizá sea un asesino, o quizá
uno que habrá pensado que yo soy un asesino.

Él tiene miedo, ¡y yo también!

(Trad. Luz Gómez García)

Sinceramente

En la conversación mundana nos pasamos la vida mintiendo, disimulando, jugando a un juego aceptado tácitamente. Esto lo vieron muy bien los moralistas franceses: Pascal, Chamfort, La Rochefoucauld.
A menudo se cuela en la conversación el adverbio "sinceramente". Señal inequívoca de que mentimos como cretenses.
Los medios de comunicación de masas son la conversación de la sociedad. Si ya es difícil ser veraces en las conversaciones personales que cada uno tiene con sus compañeros de trabajo (los que lo tengan), con sus vecinos y con sus familiares, cómo van a respertar la verdad los medios de comunicación.
En el fondo todos nos mentimos los unos a los otros como nos mentimos a nosotros mismos. Y esta bajeza, aceptada y deprimente, se repite día tras día.

Demolición del pensamiento

Un periodista de la televisión alemana se llama Volker Panzer. Hasta hace poco presentaba un espacio cultural en la ZDF.

Solidaridad

In Austria, which has the eurozone’s lowest unemployment at 4.3 per cent, only about 350 people gathered in a central square in Vienna to express solidarity with Greece.

Noticia del Irish Times


Edificio del Parlamento, Viena

A la mierda la Historia

Vivimos cada día ante el tribunal de la Historia. Todos los días acontecen sucesos "históricos". Las tonterías se convierten en "históricas" siempre que se pretenda exagerar su importancia: nevadas, partidos de fútbol, caídas de la Bolsa. Empleamos el adjetivo "histórico" continuamente.
Vivimos mirando de reojo al ogro de la Historia. Actuamos de una forma rígida, estamos tensos y, claro, nos sale mal: somos chapuceros. Hubo un tiempo en que los hombres vivían espontáneamente, sin preocuparse de lo que dijeran de ellos las generaciones venideras. Aunque lo más exacto sería decir que no tenían esta extremada conciencia de sí mismos que caracteriza a los hombres de hoy.
Me gustaría tirar a la basura (me llamarán bárbaro) las historias parciales del Arte, la Literatura, la Filosofía, la Religión, la Ciencia, la Economía, etc. etc. 
Creo que caminaríamos con más elegancia si arrojáramos el fardo de la Historia a la cuneta. Este perjuicio de la Historia ya lo percibió Nietzsche hace un montón de años.

Digitaciones

Los dedos de los pies han quedado aprisionados por el calzado y perdieron hace siglos su función prensil, cuando los usábamos para trepar a los árboles. Los dedos de la mano, en cambio, son fundamentales: nos sirven para pulsar las teclas del ordenador. El que más trabaja es el índice de la mano derecha (mano izquierda para los zurdos) que presiona el botón izquierdo del ratón y pulsa la tecla de suprimir.
Me pregunto cuántas veces al día pulsa esos botones: ¿quinientas? ¿mil setenta? ¿Tres mil veces?
Es el dedo que más ejercitan los médicos (recetando y completando historias clínicas) los oficinistas (amarrados a su terminal) los funcionarios de Justicia (los que tengan ordenador) los sacerdotes (actualizando listas de feligreses) los periodistas en la redacción (inventando noticias) y los famosos (buscando en twitter los rastros de su celebridad).

Oficinas

El Apartamento, Billy Wilder

The Crowd, King Vidor

Playtime, Jacques Tati

Necesidad y lujo

A partir de ahora mucho me temo que voy a dejar de usar la expresión "permitirme el lujo de" en sentido figurado para empezar a usarla en un sentido estrictamente real.
Antes decía: "no puedo permitirme el lujo de equivocarme". Ahora digo: "no puedo permitirme el lujo de ir al cine."

Día redondo

La noche pasada soñé que mi padre era un lápiz y por la tarde vi en el cielo una formación de cumulus mammatus mientras paseaba por un cementerio precioso.

Subir escaleras

La escalera de caracol es la forma más elegante de subir una altura. La forma helicoidal, apolítica, la espiral que combina el movimiento ascensional con el de giro: no hay manera más elegante de subir una altura. 
Realizar cálculos matemáticos es una grata forma de pasar el tiempo. Calculemos, como decía Leibniz.
Calculemos: sea una escalera de caracol como la de Jacob, que llegue hasta el cielo. ¿Cuántos escalones de 10 cms. de altura tendríamos que subir para salir al espacio exterior? 
El límite entre la atmósfera y el espacio exterior lo señala la línea de Kármán (gracias, wikipedia). Esa línea se sitúa a 100 kms. sobre el nivel del mar. Ahora bien, un metro tiene cien centímetros. Un kilómetro tiene mil metros. Luego un kilómetro son 100.000 centímetros. Así que 100 kilómetros son 10.000.000 de centímetros; es decir que habría que subir un millón de escalones. No es un número infinito, como se ve. Es menos grande de lo que parece. Es abarcable con la imaginación.
No hay esfuerzo mecánico que no pueda convertirse en prueba deportiva. Si la aventura de la escalera fuera posible enseguida se organizarían campeonatos para ver quién sube más rápido, quién ostentará el record mundial.

Vocablos resistentes

Es admirable lo que resisten algunos vocablos: si conduces demasiado rápido todavía te llaman "fittipaldi".

Fittipaldi con patillas aerodinámicas

En defensa de la ternura

Cualidad es la ternura que vive horas bajas en nuestra sociedad. Se comprende: en un vagón de metro abarrotado dan ganas de ser cualquier cosa menos tierno. En muchos trabajos (los que no los hayan perdido) apetece imponer el respeto con un fusil de asalto. Pero a veces se sorprenden gestos tiernos: la madre que le limpia las narices a su hijo pequeño, o el perro que juega como loco. Los varones, los machos, tienen miedo de ser tiernos; eso es porque no saben que a las mujeres les vuelven locas los hombres capaces de ternura. Una de las escenas más hermosas de la literatura es la despedida de Héctor de su mujer y su pequeño. El niño se asusta de ver a su padre vestido con las armas de la guerra y se refugia llorando en el pecho de la nodriza. Homero dice que al ver la reacción de su hijo los padres se miran a los ojos y sonríen. 
El problema es que se confunde la ternura con la cursilería o el afeminamiento. ¿Dónde está la frontera que las separa? La niña que llora porque está harta de oír hablar de Obama y Romney es tierna. La madre que la graba y la consuela con voz melosa es cursi. 
La cursilería es una ternura que se conoce a sí misma, es una ternura con malicia.

Un poema de James Tate

Si fuera un buen poeta me gustaría haber escrito este poema de James Tate. Tengo entendido que en las lecturas de sus poemas la gente se parte de risa. La elección del animal es clave para lograr el efecto cómico.

SUCEDE ASÍ

Estaba fuera en la Rectoría de Santa Cecilia
fumando un cigarrillo cuando una cabra apareció a mi lado.
Era blanca y negra con unos toques 
de un marrón rojizo aquí y allá. Cuando me eché a andar
me siguió. Me divirtió y encantó, pero me preguntaba
qué leyes regulan este tipo de cosas. Hay una ley
para las correas de perros, ¿pero para las cabras? La gente
me sonreía y admiraba la cabra. "No es mi cabra"
expliqué. "Es la cabra del pueblo, es que me toca el turno
de llevarla." "No sabía que tuviéramos una cabra"
dijo uno de ellos. "Me pregunto cuándo será mi turno." "Pronto"
dije, "ten paciencia. Enseguida te toca." La cabra
permanecía a mi lado. Se paraba cuando me paraba. Levantó
la vista hacia mí y la observé a los ojos. Sentí que sabía
todo lo esencial sobre mí. Seguimos caminando. Un policía
que hacía la ronda nos miró. "Menuda cabra
hermosa e imponente lleva" dijo, parándose a admirarla.
"Es la cabra del pueblo" dije. "Su familia lleva
trescientos años con nosotros" dije, "desde el principio".
El agente se inclinó para tocarla, pero se detuvo
y levantó la vista hacia mí. "¿Puedo darle una palmadita?" preguntó.
"Tocar esta cabra cambiará su vida", dije.
"Usted decide." Se lo pensó gravemente durante un minuto,
luego se irguió y dijo: "¿Cómo se llama?"
"Se llama Princesa de la Paz", dije. "¡Dios mío! Este pueblo
es como un cuento de hadas. Dondequiera que mires hay misterios
y maravillas. Y yo no soy más que un chaval que juega
a policías y ladrones, eternamente. Por favor, perdóneme si lloro."
"Le perdonamos, agente" dije. "Y entendemos por qué usted,
más que cualquiera, no debería tocar a la Princesa". La cabra
y yo seguimos caminando. Estaba oscureciendo y empezamos
a preguntarnos dónde pasaríamos la noche.

El artista, el coyote y la liebre

Sigo con el asunto ya caduco de la Transgresión. Flaubert y Baudelaire sufrieron procesos judiciales por Señora Bovary y Las flores del Mal
Un buen provocador, uno de los últimos, fue Joseph Beuys. Este artista alemán realizó una performance que consistía en explicarle el Arte a una liebre muerta. En otra estaba varios días leyendo periódicos americanos junto a un coyote. Al final se abrazaban el coyote y el artista: I like America and America likes me, se titulaba la historia.
Me caen bien el artista, el coyote y la liebre.




Para provocar, Madonna

Un cartel anuncia a una poeta que leerá desnuda los poemas de su último libro entre los días 9 de noviembre y 7 de diciembre del 2012 desde las 9 de la mañana hasta las 9 de la noche, domingos cerrado. La lectura será ininterrumpida. Cuando lea el último poema volverá a empezar por el primero. Es importante subrayar que será la poeta en persona quien los lea, no una voz grabada. De lo contrario sería como si en una exposición de pintura no se colgaran los cuadros originales sino sus fotografías. Estamos en la época de la obra de arte en su reproductibilidad técnica. Como chiste no tiene gracia, ya lo sé. Pero eso me da pie para pensar otra cosa muy pensable.
Me pregunto si es posible la Transgresión en materia de arte. Yo creo que ya no es posible. Claro que la Transgresión no tiene por qué ser uno de los fines del arte, aunque las vanguardias agitaran esa bandera. Pretender provocar o escandalizar en nuestros días con un libro de poemas (Gottfried Benn, Morgue), con una película (Buñuel, La Edad de Oro) o con un cuadro (Picasso, Las señoritas de Avignon) es una quimera. 
Nuestra sociedad es como el estómago de los tiburones: lo digiere todo.

Le monde diplomatique

"Corte de manga" se dice en francés "bras d'honneur".  Los franceses son un pueblo de diplomáticos.