A pesar de todo

Debo confesar que soy una optimista incorregible: a semejanza de aquellos que a principios del siglo creían que la vida tenía que ser, no podía dejar de ser, no se atrevería a no ser mejor que en el siglo XIX, también yo ahora estoy absolutamente segura de que nos hallamos en vísperas de un nuevo triunfo del humanismo y de una gran alza de los valores humanos. Esto se refiere tanto a la justicia social, como a la cultura, como a lo que se quiera. Mi optimismo no se ha visto afectado siquiera por la cruel experiencia de la primera mitad de nuestro increíble siglo. Incluso al revés: lo pasado por nosotros apartará durante mucho tiempo a los hombres de teorías, seductoras a primera vista, según las cuales el fin justifica los medios y "todo está permitido". Mandelstam me enseñó a creer que la historia es la comprobación en la acción y en la experiencia de los caminos del bien y del mal.

Nadiezhda Mandelstam, Contra toda esperanza

1 comentario:

  1. ¡Optimismo al poder!. ¡Pesimismo al poder!.
    Mi cadáver pisoteado por ambos.

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