Ajustes dolorosos

El vicepresidente de la Comisión Europea (quién sea da igual, el cargo vale más que la persona) afirma en una entrevista, refiriéndose a la reestructuración (perdón por la palabra) de las Cajas de Ahorros, que es "dura y dolorosa pero imprescindible". Habla como el cirujano en la mesa de operaciones antes de amputarle la pierna, sin anestesia, a un paciente. Tiene buenos sentimientos este político socialista (sí, aún existe el socialismo): se nota que le duele. Siendo socialista, ¿cómo no le va a doler el retorcimiento de la clase obrera?
Le duele tanto el "ajuste" (eufemismo por "destrucción") que se proponen realizar como le dolería a una top model ver en la tele que han muerto trescientos pakistaníes en un atentado suicida. Que, por otra parte, no es que nos duela más a nosotros. Ante ciertas situaciones lo más decente, me parece, es no disimular lo poco que nos importan. Hubiera sido más hermoso, más poético, que este alto funcionario y mediocre persona (es una nulidad) dijera: "Me importa un rábano si echamos a la calle a uno, a cien mil a un millón de empleados. Que los dejen sin casa, que los maten uno a uno. Que estalle otra guerra. Yo quiero seguir viviendo bien." 
Soy pesimista utópico y estoy mal informado, por eso creo que la mayoría de los políticos que nos gobiernan son de este pelaje. 

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