Pasar a la eternidad

Pienso en la tragedia de Hamlet. En aquella Inglaterra isabelina, cuando llegar a viejo era una hazaña y los hombres nacían y morían como moscas (lo mismo que hoy en tantas partes del mundo). En el universo frío, hostil, trágico y grotesco de Shakespeare no hay lugar para Dios; los hombres son juguetes de sus pasiones hasta que la muerte los deshace. Es la vida humana al desnudo. En nuestra época eso está disimulado por un bienestar material que jamás hubieran soñado los hombres del siglo XVI, cuando los lobos merodeaban a las puertas de las aldeas y se aparecían los fantasmas de los difuntos. La pura realidad es que estamos desamparados, que vivimos a la intemperie en un mundo lleno de accidentes y peligros, y que nuestra vida es muy breve, es un soplo. Todo esto lo dijo con mucha más elocuencia el poeta inglés.

Goethe

Desde muy joven me fascinó la figura de Goethe. De su ingente obra apenas sobrevive el genial Werther, del que renegó en sus años de madurez, y el ilegible Fausto, que es una mierda. Lo mejor, junto a la historia del suicida, son sus poemas y sus escritos autobiográficos. El resto puede tirarse a la basura. Viajé a Weimar con Carmen hace años para visitar su casa am Frauenplan, como dijo Cernuda. Goethe el olímpico, el estirado, el gran hombre por antonomasia, que desdeñó a Hölderlin y a Kleist, dos genios marcados por la desgracia (locura y suicidio). Para mi el Goethe que sobrevive es el Goethe hombre, no el escritor. Un tipo sumamente listo y ambicioso que supo dosificarse, siempre mantuvo su ánimo bien temperado, como el clave de Bach. Schopenhauer le dedicó elogios a lo largo de su obra, lo cual ya tiene mérito. Goethe, ya viejo, escribió: "Adelante, pues, sobre las tumbas". Supongo que se refería a las tumbas de los seres queridos (su mujer, su hijo, Schiller) que vio desaparecer a lo largo de su muy larga vida. Un hombre antipático, desde luego. Cuenta la anécdota, narrada por Bettina Brentano, que cuando paseaba con Beethoven por Teplitz, un balneario, se inclinó sumisamente ante la familia imperial austríaca. Beethoven siguió su camino sin hacer ni puto caso. Goethe miró el abismo (fue uno de los autores del Sturm und Drang) pero supo mantenerse a salvo, sabía cuidar de sí mismo. Por eso estimo más a Kleist, a Hölderlin y a Nietzsche: miraron al abismo y se dejaron engullir por él. Sea como sea, Goethe es un maestro de la vida. Lo mejor de su obra no lo escribió él mismo, sino su secretario Eckermann: las Conversaciones con Goethe son un libro de una sabiduria excepcional.

Premios Príncipe

Se anuncia que el Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias ha sido otorgado a "los padres del bosón de Higgs". El jurado de estos premios se distingue por su olfato mediático, no dan un premio sin que no vaya avalado antes por el prestigio y el impacto en los medios. Diría que los jurados de este premio institucional se distinguen por su capacidad de lamer el ano a la sociedad. Primero tiran la flecha, después ponen la diana: así aciertan siempre. Luego vendrán las edificantes palabras de S.A.R. alabando el esfuerzo, el tesón, la voluntad y todas esas zarandajas.

Los Trausos

The Trausi in all else resemble the other Thracians, but have customs at births and deaths which I will now describe. When a child is born all its kindred sit round about it in a circle and weep for the woes it will have to undergo now that it is come into the world, making mention of every ill that falls to the lot of humankind; when, on the other hand, a man has died, they bury him with laughter and rejoicings, and say that now he is free from a host of sufferings, and enjoys the completest happiness.

Heródoto, V, 4

Como a Boecio

Como todos los hombres sufrió el accidente de nacer, que es el accidente más tremendo. Podemos salir confiados a la calle, creyendo que lo tenemos todo bajo control, pero la realidad es que estamos en un laberinto y que la muerte nos puede arrebatar en cualquier momento, en un segundo, mientras hablamos con alguien de cualquier cosa. Nacemos solos y morimos solos. Filosofo así para consolarme un poco, pero tampoco sirve la filosofía. No, sirve, un poco, algo sí. Volverse loco sería lo más cuerdo que se podría hacer.

Revolución

Schiller en Los Bandidos y Kleist en Michael Kohlhaas escribieron sobre la rebeldía juvenil que se convierte en violencia. La de Schiller es la mejor obra del Sturm und Drang, "tempestad y empuje" que podría haber sido el nombre de una operación del ejército alemán. Son obras juveniles, geniales, llenas de potencia, de energía, de fuego. Sus románticos héroes no calculan las consecuencias, quieren incendiar, desafiar a Dios, subvertir el orden del mundo, ponerlo patas arriba. Son carismáticos, audaces, elocuentes y solitarios. Todos saben que la vida está llena de injusticias, pero pocos se atreven a levantar la voz, a montar a Rocinante y salir a los caminos para desfacer entuertos. Don Quijote era un hombre bueno. Si la vida no tiene sentido cualquier cosa es posible. Cualquier cosa es posible, luego la vida no tiene sentido. Hay desgracias en la vida humana tan repentinas, tan crueles y absurdas, ante las que sólo cabe volarse los sesos frente al altar de Notre Dame o gritar injurias contra el universo hasta el fin del mundo.