Qué tonterías

No, señoría, yo creo que en ciertas coordenadas (esa camara no me enfoca) estamos progresando endiabladamente: charlas TV sobre el Otro, erradicacion casi total de la muerte, profunda seguridad vital, analfabetismo algo estacionario, rayos de sol y una poca de albahaca con terror a lo sobrenatural.

No seas rulfo

Una voz en el patio de luces (aquí tendría que hacer una descripción y ni le apetece) leía despacio cada noche, por el ventanuco de la ducha, un cuentico de El llano en llamas. Nadie lo oía, aunque la vieja del sexto no lo hubiera entendido. Creyera que fuese la conversación telefónica de algún vecino perturbado.

Supervivientes del XX

La Ambición es moralmente legítima. No la ambición de ser jefe de sección de El Corte Inglés, ni responsable de caja de un supermercado. Por Zeus, no es eso. No es la ambición de ser un gran poeta o un artista genial. O ser un conquistador o fundar una religión: o Alejandro o Mahoma, o Cristo o Julio César, o Napoleón o Buda. De ahí para abajo, nada nos sirve. Hoy todos podemos comprar muebles baratos en IKEA. Qué palabra tan fea: "todos". No, eres "único". Walter Benjamin y Bertolt Brecht, como buenos marxistas, se fijaron en la parte anónima de la Historia, que es la inmensa mayoría: la masa humana, carne de cañón. Es democrático, pero también melancólico. Entre todos lo hacemos todo, como personajes de Whitman. Pasamos por el mundo sin pena ni gloria. Nos falta espíritu épico, sentido de lo sagrado. Aspiremos a lo infinito, amigos. Venga, ánimo. Que se postren ante nosotros pueblos enteros, como ante Ciro o Jerjes. Divinizados por las generaciones futuras, que en muerte nuestra vida sea la admiración de los siglos. (Tengo que tomarme la pastilla. Somos supervivientes del siglo XX).

Dioses

Tengo entre las manos un vaso de cristal muy valioso, una pieza única, de incalculable valor. O eso me parece. ¿Lo dejo caer y que se estrelle en pedazos? Es tan sencillo. En realidad no tengo que hacer nada. ¿Lo dejo caer? Mira que una vez roto, ya no tiene remedio. Bueno, qué más da. ¿Elijo la destrucción? No.

Li nostri passi

No sé si algún erudito se ha ocupado de estimar el número de pasos que dio Dante en su viaje por el Infierno y el Purgatorio y cuántos metros recorrió antes de subir a las estrellas. Lo propondría como tema para la tesis doctoral de un estudiante de filología italiana.

Inocencia


Un sevillano, González o Pérez o Velázquez, algo así, pintó este retrato de un papa de su tiempo. El papa tomó el nombre de Inocencio. Nombre mejor escogido imposible, pues como se puede apreciar en la faccia di questo uomo lo que brilla es el candor.

Volter

Voltaire es un amigo. Una persona cultia tiene amigos entre los muertos, sabe que el mundo no ha empezado ni terminará con él. Voltaire es malicioso y a veces hiriente, demoledor con la palabra (no tenía media ostia), pero nunca aburrido. ¡Cómo sería conversar con Voltaire! Lo mejor del siglo XVIII se perdió: eran las conversaciones. Las sátiras de Voltaire son inmortales. Donde más brilla es en sus cartas. Su inmensa correspondencia es una obra cumbre de la civilización (claro que he leído cachos, no la he leído entera). No era un amargado, las locuras del mundo le hacían reír más que llorar, como a Demócrito. Pero era muy sensible a la trágica condición humana: "la trágica condición humana" qué rotundo suena.

Je vous recommande beaucoup de courage et beaucoup de mépris pour le genre humain.

Nous laisserons, vous et moi, madame, ce monde-ci aussi sot, aussi méchant que nous l'avons trouvé en y arrivant. 

Nous sommes comme la nature nous a pétris, automates pensants faits pour aller un certain temps; et puis c'est tout.

Je ne sais pas ce que c'est que la vie eternelle mais celle-ci est une mauvais plaisanterie.

"Esta vida es una broma pesada". ¡Y tanto que lo es!