Olvido

Entonces, antes de la Gran Guerra (...) no era indiferente que uno viviese o muriese. Si uno era borrado de la fila de los mortales, no entraba otro en seguida en su lugar para hacer olvidar al difunto, sino que permanecía un hueco en el que aquel faltaba y tanto los testigos cercanos como lejanos de la pérdida enmudecían cada vez que miraban ese hueco. (...) Así era entonces. Todo lo que crecía necesitaba mucho tiempo para crecer, y todo lo que perecía necesitaba mucho tiempo para ser olvidado.
 
Joseph Roth, La marcha Radetzky
 

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