Mejor no pensarlo

La esperanza es la cosa más ilusoria del mundo. Si nos diéramos perfecta cuenta del torbellino que es la Historia, de los peligros que nos acechan continuamente, de lo frágiles que somos, de las mil maneras que existen de arruinarnos la vida no nos moveríamos de un rincón. Pero no hay criatura más inquieta y más gallarda que el ser humano. Nos afanamos bajo una estrella que corre cada día por el cielo a toda velocidad, en una naturaleza que es totalmente indiferente, si no es hostil y no barre de un manotazo a millones de criaturas. Tarde o temprano acabaremos y acabaremos mal. Sería un detalle que nos desintegráramos como pompas de jabón, dejando un dulce perfume. Si somos finitos que el final sea una evaporación, sin dolor ni agonía. Pero la muerte no es agradable nunca. Rarísimas veces es un quedarse dormido. Siendo así de desagradable muchísimas veces la muerte es la terrible y fútil liberación a una vida de alcohol, suciedad, tristeza, marginación, soledad, locura, violencia, enfermedad, degradación, pobreza. Acabaremos mal, hagamos lo que hagamos, por muy prudentes que seamos, por mucha vida sana que llevemos. El enemigo es demasiado poderoso, nuestra naturaleza demasiado miserable. Pero el amor, la ilusión, la esperanza, la resistencia, el olvido y las ganas de comer son nuestras armas.

6 comentarios:

  1. ...y el metro cuadrado de felicidad

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  2. Acabaremos muertos, lo demás son todo suposiciones. Depende de tantas cosas... (cosa) si alguien sabe una palabra más erudita, que la diga.

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  3. Acabaremos. Sea bien o mal, está por ver (o por no ver). Lo que sí es claro es que, si efectivamente nos quedásemos en un rincón, habríamos acabado antes de empezar. No me parece muy buena idea.

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  4. Ni es buena idea anónimo, solo que moriremos todos igualmente. Eso sí, mientras tanto ¡a disfrutar quien pueda!.

    Un saludo

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