Nadie

Me libraré de la opresión y del ruido exigente de una voz familiar. En los aludes soy un copo de nieve y en las tempestades una gota de frío. Cuando salgo incandescente de la pistola y busco con determinación el pecho de mi adversario mi voluntad se concentra en un glorioso impulso de penetración. He perdido todos los trenes del mundo y jamás llegué tarde a ninguna cita, porque nadie me esperó jamás. Soy divinamente inútil, no estoy registrado en ningún censo, ni pertenezco a ningún partido, ni tampoco fabrico cosas para uso cotidiano. He dejado que se pudrieran dócilmente las hojas caídas de pasados otoños. No acudo a ningún río sin una buena provisión de lágrimas, como aquel pueblo errante y milenario. Piso la tierra con esfuerzo y me tumbo bajo la sombra de estatuas mutiladas hasta que los rayos del sol asoman por detrás de edificios en ruinas. En cada rostro humano veo la codicia y la ternura. Cada vez que me ignora la muchedumbre siento un deseo irrefrenable de confundirme con el cobre inmemorial que yace escondido en las entrañas de un paisaje desolado y remoto. Me han crecido excrecencias de silencio. Tengo que perseguir fracasos aún más vulgares atravesando barreras de fuego. Aunque las verduleras que venden sus productos dando gritos cobren la forma de mis padres y me llamen a casa y sonrían al niño. Adiós, adiós, les dirá mi solemne vocación. Con qué ilusión emprenderé el camino cuando comience a levantarse el viento. Tengo que pasar bajo arcos derrumbados, en las augustas ciudades del desierto, a través de un gran círculo de arañas. Levantaré las piedras para aplastar con ellas al astuto escorpión. Caminaré descalzo para llegar a ser nadie.

La fortaleza

Hubo un tiempo en el que había miedo de salir a la calle. Un tiempo en el que había que pasar de largo, corriendo, cuando un grupo de matones apaleaba a alguien indefenso. Un tiempo donde no se podía hablar en voz alta. Un tiempo de recelo, delación, miedo, abyección, vileza. Un tiempo en el que las personas decentes (que las hay) se mordían la lengua, vivían avergonzadas y en el que los canallas (que los hay) vociferaban y campaban por sus respetos, abusando de cualquiera, sin nadie que les hiciera frente. Un tiempo en el que ser grosero y brutal era un orgullo y en el que pensar y ser justo se interpretaba como debilidad. 
       ¿Cómo se pasa de una sociedad civilizada (civilizada, no perfecta) a un estado de barbarie? Hay que estar siempre alerta. Si el centinela se duerme, la fortaleza está perdida. 

Somiedo

El montañero camina borracho de soledad entre las rocas. 
Lo que teme el montañero, de lo que huye, es del estado del mundo. 
Las montañas no son el mundo. No hay lenguaje en las montañas. 
El montañero sabe que es imposible ser un eremita.
El nihilismo de las montañas es más soportable que el odio, el hacinamiento y la degradación humanas. 
El montañero siente pavor por las multitudes, pero no puede quitarse de encima la masa a la que pertenece.
Las montañas son terribles, por eso son hermosas.
Hay dignidad en su soberana indiferencia por la vida y la muerte.
En el lago se refleja la estela de un avión.
El montañero come el bocadillo sentado en una piedra caliza. 
Cualquier panorama de las montañas es su autorretrato. 
El mundo recupera su belleza allí donde no hay restos humanos. 
El montañero encuentra su esqueleto al pie de una pared de rocas, donde nunca da el sol.
El montañero se olvida de que ha sido engendrado.
Se imagina ese paisaje a la luz de la luna llena.
Las montañas le llaman, siente por ellas una atracción irresistible.
A las montañas se va solo.
De las montañas no se regresa.

Zagajewski y compañía

Pocas veces se aplaude a un gran poeta. Hoy, 18 de octubre del 2017,  tuvimos la ocasión de hacerlo en Oviedo en un acto organizado en honor de Adam Zagajewski, el poeta polaco ganador del Princesa de Asturias de las Letras. Al entrar se quedó un momento parado, algo desconcertado, recibiendo la ovación y el afecto del público. "Qué cara de polaco tiene" le dije a un amigo (es la cara que supongo tiene que tener un polaco, con rasgos eslavos). Fue un acto hermoso. Zagajewski leyó algunos de sus poemas, la traducción aparecía en una pantalla detrás de él. Entre lectura y lectura de Zagajewski fueron apareciendo poetas asturianos (algunos residen fuera de Asturias) que leyeron poemas propios. Creo que Zagajewski se ha llevado una gran impresión. Xuan Bello, Aurelio G. Ovies, Teresa Soto, Fernando Menéndez, Fernando Beltrán, Jordi Doce, Vanesa Gutiérrez, Martín López-Vega, Javier Almuzara, Berta Piñán, José Luis Piquero. Zagajewski estuvo muy bien acompañado. Fue un recital estupendo.

Desfiladero

¿Y el ruido ese lo hace el agua al estrecharse el desfiladero
o es un avión comercial que pasa continuamente?
Es bonita la ruta. Hay árboles y peñas. Observa
cómo las rocas son distintas: en esa parte calizas,
en la otra cuarcitas. 
                                       Ahí va el padre, la madre y dos niños.
Tú no serás padre de familia. Y las familias son irremediablemente.
La verdad es que me está serenando mucho.
Memoria insuficiente. No puedo hacer fotos de los riscos
ni un selfie en la cascada. ¿Para qué está allí entonces?
Un puente frágil. Lo cruzo. Me atrevo. Abajo paso yo
y mi posible accidente. La familia no lleva paraguas.
En el bosque de hayas ha brotado el "Libro del Tao" como una seta.
Fumo un puro entre acebos, después de estornudar,
perseguido, como siempre, por pensamientos húmedos y sombríos.

Antología personal

Intento compensar la vulgaridad de la vida, la soledad y la insuficiencia de las relaciones humanas con algo de poesía. He descubierto recientemente un método: imprimo en folios algunos poemas que me gustan y los llevo en el bolsillo de la chaqueta. Son una antología personal. Si cayera muerto en la vía pública los encontrarían entre mis efectos personales. Me parece bien. Algunos de los poemas que llevo -cito de memoria- son los siguientes:

-"Out, Out", de Robert Frost. Un chico está serrando madera. La sierra le cercena la mano y muere desangrado.
-"The star-splitter" de Robert Frost. Un hombre quema su casa para gastar el dinero del seguro en comprarse un telescopio. 
-"Sayling to Byzantium" de W.B. Yeats. El poeta es un hombre viejo (Un hombre viejo es una cosa miserable) que espera eternizarse en el trabajo de los artistas bizantinos. "Monumentos de intelecto imperecedero"
-"Ode to a nightingale" de John Keats. Una noche de verano Keats oye entre los árboles, a las afueras de Londres, cantar a un ruiseñor. "No naciste para la muerte, pájaro inmortal. Las generaciones hambrientas no te han pisoteado"
-"An die Nachgeborene" de Bertolt Brecht. Escrito a finales de los años treinta, durante la dictadura de Hitler. "Realmente, vivo en tiempos oscuros" dice. El poema está dirigido a los que están por nacer y no conocieron esa época en la que hablar de árboles era casi un delito.
-"Orpheus. Eurydike. Hermes" de Rilke. A partir del mito de Orfeo que desciende al infierno para rescatar de la muerte a Eurídice. En el momento en que Hermes, que lleva de la mano a Eurídice, dice con dolor: "¡ha mirado hacia atrás!" ella (la tan amada) no entiende y le pregunta: "¿quién?" 
-"Veles e vents" de Ausiàs March. El poeta simula una peligrosa travesía por el mar, lleno de inquietud por saber si la mujer que ama le corresponde. "A juego de dados te compararé" dice el verso final.
-"Ultimo canto di Saffo" de Leopardi. La poeta griega expresa su dolor antes de arrojarse por un acantilado. "Arcano es todo, salvo nuestro dolor"
-"The idea of order at Key West" de Wallace Stevens. Una mujer canta a la orilla del océano. La canción que canta es el mar y el mar se convierte en su canción. 
-"Nachtgedanken" de Heinrich Heine. Escrito en el exilio parisino del poeta que recuerda con nostalgia a Alemania y a su querida madre, la cual le escribe sus cartas con letra temblorosa. 
-"Meriggiare pallido e assorto" de Eugenio Montale. Darse cuenta con estupor, bajo un sol aplastante, que la vida es caminar por un muro que rematan trozos agudos de botella. 
-"September 1, 1939" de W.H. Auden. Escrito en Nueva York el día que estalla la segunda guerra mundial. "We must love one another or die" dice. "En este aire neutral donde ciegos rascacielos usan toda la fuerza de su altura para proclamar la fuerza del hombre colectivo"

Estos son algunos de los poemas que llevo en el bolsillo. Dejo aquí la lista de esta antología personal, que podría continuar, por no ser prolijo ni caer pesado.

 

Saliencia

                                Intrai per lo cammino alto e silvestro

Tierra traidora. Enebros. 
Altura y pelos.
Aquí hubo un glaciar, lo dice el cartel.

Abajo el lago, el ojo  silencioso
cada vez más abajo.
Ni siquiera hay silencio en las montañas.
Ni siquiera hay soledad en las montañas. 
Si se pierde tendría que volver
a bajar a la orilla
                                 A desandar
ese largo camino improvisado.
Hay demasiada piedra no se puede
andar como dios manda. 
Da un grito que retumba 
en la eternidad de las rocas. 
La noche se le puede echar encima.
Ha bebido la última botella.  
Y quedará atrapado por el lago.
Ellos no tienen miedo de perderse
su rodillas son piedras, son el aire.
Aquí se cruzan mil generaciones.

Ellos ya son raíz.
                                Abajo el lago 
inhumano profundo
cada vez más abajo 
cada vez más estúpido.